En una antigua película en blanco y negro, se ve a un hombre que lleva un rollo de hilo metálico sobre su espalda encorvada. Entra en un cobertizo de color gris, una trefilería que funciona con una rueda hidráulica al lado de un pequeño efervescente.
La zona es la misma, pero casi cien años separan la realidad de la película de la producción automatizada y digitalizada actual de la fábrica de Garantell, de un tamaño varios cientos de veces mayor. El hilo metálico de la película y el de la fábrica actual, por otro lado, son sorprendentemente similares. Aunque los rollos de hilo hoy en día son más grandes: los levantan camiones y ya no hombres solitarios con espaldas curvada.
Sin embargo, la historia no comienza con el hombre de la película. El hilo conductor nos retrotrae aún mucho más y nos proporciona una explicación de por qué todavía hoy en día hay varios fabricantes de productos de malla metálica en la zona de Värnamo y Gnosjö en la región sueca de Småland. Ya en el siglo XVII, cuando Suecia era una gran potencia que a menudo estaba en guerra, Småland se estableció como una región con muchas forjas que, entre otras cosas, forjaban armas. La materia prima era el hierro de las fábricas cercanas. Para los agricultores pobres de los distritos humildes, la forja y la trefilería se convirtieron en una forma de aumentar sus ingresos. Con la potencia de una rueda hidráulica, el hilo, engrasado con una corteza de cerdo, se hacía pasar a través de moldes especiales para hacerse más y más fino. Hasta finales del siglo XIX, en la zona de Gnosjö había aproximadamente unas 150 trefilerías activas.
Algunas de ellas tienen detrás historias muy especiales, como la trefilería de Johannes Andersson. Acababa de empezar su negocio cuando fue llamado a filas en Finlandia, que por aquel entonces pertenecía a Suecia. Debía participar en la guerra contra Rusia que tuvo lugar entre 1808 y 1809. Cuando llegó allí, huyó. Encontraron su uniforme y creyeron que había desertado y que podría haberse ahogado. En realidad, permaneció escondido en una cabaña forestal en su región natal, donde sus padres le proporcionaron comida y ropa. Al mismo tiempo, continuó desarrollando la empresa cavando un estanque y un canal de un kilómetro de largo para alimentar su rueda hidráulica. Hoy en día, los restos de su negocio, «La cabaña del traidor» y «El canal del traidor», son atracciones turísticas.
Pero incluso que haya traicionado a las fuerzas armadas, hizo una contribución positiva para el distrito. Cuando la guerra llegó a su fin, «regresó» y se convirtió en un exitoso empresario que en 1815 fue galardonado con una medalla de oro por su trefilería hidroeléctrica. Su historia se considera un ejemplo típico del llamado espíritu de Gnosjö, que todavía está presente en las empresas locales, con características como gran profesionalidad, diligencia, austeridad, humildad, respeto, colaboración y emprendimiento – o, según otras descripciones: buenas proporciones económicas, constancia, ingenio mecánico y «autosuficiencia» combinados con determinadas características culturales como una religiosidad relativamente alta en la zona.
En la década de 1830 se puso en marcha otra trefilería en la localidad de Målskog, a las afueras de Gnosjö, y este edificio ha sido una atracción turística en el parque urbano de Jönköping desde principios de 1900. En los productos se fabricaban principalmente de hilo tejido, el más popular de los cuales era la estameña (o tejido de lana) para tamizar harina. Otros de los productos que se fabricaban en las trefilerías de la zona eran ojetes y ganchos, agujas y matamoscas. Estos eran productos sencillos y a menudo toda la familia participaba en el trabajo. Es una tradición que ha perdurado, ya que muchas empresas de la región de Gnosjö siguen siendo empresas familiares, como también es el caso de Garantell, que es propiedad y está fundada por dos hermanos. Su padre fundó una empresa que todavía sigue activa en el mismo sector y sus hijos, a su vez, trabajan en Garantell y así siguen el hilo conductor.
Pero hoy en día, por supuesto, las mallas metálicas no se fabrican con el propósito de tamizar harina o matar moscas, sino en dimensiones mucho más grandes para protecciones de máquinas, mallas anticaídas, estantes y trasteros.
La luz siempre ha ocupado un papel especial en Suecia. Incluso en la época más oscura del invierno, mientras recorro las calles de la ciudad, veo luces en cada ventana; luces de velas, lámparas y decoraciones navideñas, que iluminan los edificios cubiertos por la nieve. Me hace darme cuenta de hasta qué punto las personas echamos de menos la luz del sol y las largas noches de verano. En Suecia, los anhelos por esta luz culminan en torno a uno de los días más cortos del año: el 13 de diciembre, el Luciadagen o Día de Santa Lucía.
En una empresa en la que el crecimiento es uno de los puntos de atención constantes, es fácil terminar siempre muy apurado. ¿Conoce la sensación? La atención se centra en las máquinas y la productividad. Se olvidan cosas como el bienestar de los empleados, el entorno de trabajo y el orden. Estamos intentando cambiar esto. Creemos que todo está conectado. El orden, la calidad y el bienestar de los empleados están relacionados con la satisfacción de los clientes. ¿Qué podemos hacer al respecto? Muchas cosas, la verdad, pero esta vez creo que voy a hablarle de nuestra tarea con los inmuebles, el entorno de trabajo y el grupo que se ha dedicado a esto. Propongo algunos consejos para hacer más agradable el lugar de trabajo, basados en nuestra experiencia. Quizá puedan servirle de inspiración.
Ha sido muy rápido. Es difícil comprenderlo del todo, pero tenemos una sensación primaveral en nuestro frío país. Hemos pasado de -18 a +8 grados en una semana, así que no hemos tenido tiempo de asimilarlo. La nieve se derritió a un ritmo vertiginoso y la mayoría de nosotros guardó los patines y los esquís para dejar sitio a las bicicletas y los barcos…
La digitalización es importante para Garantell. Comienza con nuestros clientes dibujando estantes de malla, vallado de protección y malla anti-caida en nuestro programa en línea Garantellator hasta producir el producto, todo ello es automático. Pero la digitalización es solo una herramienta. Nuestros equipos autodirigidos están en el corazón de nuestra empresa. Cómo se engranan juntas ambas partes, explica nuestro presidente Mikael Axelsson. Esta vez no es un blog escrito, sino un vlog. Míralo aquí:
En el mundo actual es importante estar alerta y bien preparado para lo que nos pueda deparar el día. Es mucho más fácil cuando se tienen cerca empleados con distintas experiencias y conocimientos. Es posible que hayan leído los textos anteriores del blog «Las diferentes nacionalidades: nuestro punto fuerte común» y «El desayuno común: alimento para el alma» escritos por un par de mis colegas. Dan la impresión de que somos una caja de «selectos y surtidos», es decir, mucha gente de diferentes países y diferentes departamentos. Pues así es. Garantell reúne todas las funciones y departamentos bajo un mismo techo, desde la producción hasta las ventas, desde el desarrollo hasta la pintura.
El tiempo es una de las pocas cosas en la vida que todos nos podemos distribuir de manera uniforme, nadie puede quejarse o insistir en que la repartición no es justa. Sin embargo, las 24 horas del día de las que todos disponemos se pueden utilizar o desperdiciar de distintas formas. Pero solo lo que hagamos perdura en el tiempo.
Tenemos el invierno a la vuelta de la esquina y en Småland podemos echar la vista atrás a las mágicas noches de agosto en las que el sol se ponía a las diez y media. Sentarse junto a un oscuro lago brillante como un espejo y ver la puesta de sol tras las copas de los árboles es algo mágico. Para aquellos que creen en los monstruos marinos, huelga decir que las noches de agosto llenas de sombras y con la puesta del sol son el momento álgido para los monstruos marinos.
Preocuparse por el personal es algo que cae por su propio peso para muchas empresas en Suecia y es algo que se puede hacer de diferentes formas. Por ejemplo, no solo ofreciendo el desayuno a los empleados, sino dándoles una cantidad de dinero para poder apuntarse a un gimnasio o darse el capricho de un masaje para aliviar la espalda. Además, nos encanta entrenar juntos durante el descanso para almorzar. Se puede hacer una sesión corta de jogging o una sesión de Tabata, pero siempre antes de comer. ¿Suena raro? A lo mejor. Sin embargo, lo vemos no solo como un entrenamiento, sino también como una forma de socializar con los compañeros. De igual modo que salir a tomar algo los viernes después del trabajo puede resultar útil para aumentar el bienestar en el grupo de trabajo.
¿Podemos bajar la altura de la malla protectora aquí? ¿Podemos añadir bisagras y doblar la malla aquí? ¿Podemos aumentar la distancia hasta el suelo aquí cuando haya cintas transportadoras que entran y salen de la máquina? ¿Podemos crear un adaptador para este tipo de interruptor? ¡Sí, por supuesto que se puede resolver! Cuando nos enfrentamos a la tarea de crear un diseño de seguridad, siempre nos encontramos con algún que otro obstáculo. Puede ser cualquier cosa, desde un suelo desigual hasta el hecho de que ya haya varias estructuras, como largueros que bloquean las posiciones donde tienen que ir instaladas las mallas protectoras.
Nosotros, tanto como empresa o como empleado, debemos relacionarnos con un mundo en el que la tecnología evoluciona mucho y muy deprisa, con un flujo de información acelerado. Nuestros productos y servicios deben estar en constante evolución, cambio y mejora. A poder ser, debemos presentar soluciones innovadoras que nuestros clientes no sabían que necesitaban.
Cuando era niña, vivía en una zona rural polaca y era una experta para vender en el quiosco de chuches de la escuela. Por supuesto que me comía una parte de las ganancias, pero esto es no es más que una divertida anécdota... Hoy en día me dedico a un negocio completamente distinto (productos de mallas de alambre), y es una experiencia instructiva. Pero a veces vuelvo a sentirme como aquella pequeña vendedora de chuches, porque una de mis tareas favoritas en el trabajo es bajar a la fábrica. Entonces siento una tensión similar a la que experimentaba en los viajes escolares, o para poner un símil aún mejor: me siento como un personaje de Charlie y la fábrica de chocolate, el maravilloso libro de Roald Dahl. Hay mucho por ver y cada vez descubro algo nuevo. Así que hoy quiero llevarte conmigo de viaje a mi lugar mágico favorito, el lugar donde se crean nuestros paneles de malla.