2021-07-27
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Nunca es tarde para cambiar algunas de esas viejas costumbres…

¿Recuerda el momento en el que el reloj marcó las doce y pensó en todos esos propósitos de Año Nuevo? Comer más saludable, hacer más ejercicio… Ya han pasado más de siete meses. ¿Qué tal van esos propósitos? Hay estudios que muestran que menos del 50 % de las personas son capaces de mantener esas promesas durante un par de meses. No obstante, no sienta que ha fracasado, nunca es tarde para comenzar un nuevo hábito. Mi consejo es que no haga promesas, sino que establezca objetivos. Entonces, podrá tener objetivos intermedios y recompensarse a sí mismo. Si no cumple con un objetivo intermedio, no es una catástrofe. Tiene una nueva oportunidad para cumplir con el siguiente objetivo intermedio. Sin duda, esto suena mucho mejor que romper una promesa.

Un poco más sobre la deportista que reside dentro de mí

Personalmente, he entrenado bastante a lo largo de los años. Suelo ir a por todas cuando se trata de entrenar. Comencé en secundaria con los deportes de pelota y pasé de los entrenamientos en equipo a los entrenamientos de fuerza. Para desafiarme a mí misma, competí en fitness atlético cuando tenía 20 años. Sé lo que conlleva conseguir los tan deseados abdominales marcados en lo que a dieta y ejercicio se refiere. Pero también sé el sacrificio que supone mantenerlos. He de admitir que ese deseo ya no está presente y no tengo planes de volver a tenerlo. En estos momentos, me centro más en hacer ejercicio para sentirme bien, así que las dietas y los días de descanso ya no existen. En mi opinión, el ejercicio siempre ha sido un factor natural que forma parte de la vida cotidiana. Sin embargo, soy consciente de que no es tan obvio para todo el mundo, por ello, aquí les dejo algunos consejos…

Mis rutinas

Si su objetivo es comenzar a practicar menos el sedentarismo, mi mejor consejo es que busque a uno o dos amigos. Hacer ejercicio es mucho más fácil cuando se hace en compañía. Tengo un compañero de entrenamiento que viene y me recoge dos días a la semana para correr. Siendo sincera, cuando hace 10 grados bajo cero o está lloviendo, las ganas desaparecen y puede que haya faltado a más de un entrenamiento. Ahora mismo, está de vacaciones a 700 km de distancia, pero seguimos corriendo juntos, solo nos separa una llamada. El resto de los días, solemos hacer Tabata a la hora de comer. No, no se trata de un plato local, sino de una forma de entrenamiento por intervalos que todo el mundo puede practicar independientemente de su condición física. Tenemos un grupo pequeño, pero guerrero en la oficina. Incluso salimos cuando llueve y nos esforzamos juntos.

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Como mejor le convenga

Con esto no me refiero a que todo el mundo deba salir y correr a las cinco y media de la mañana antes de ir a trabajar o sudar a la hora del almuerzo (me escucho y suena horrible). Es importante que encuentre su forma, lo que mejor le funcione. Un buen comienzo puede ser dar un paseo a la hora de comer. Comience a andar a un ritmo lento con buena compañía. Conseguirá activar ese cuerpo que ha estado sentado durante horas y obtendrá aire fresco a cambio. Le prometo que por la tarde se sentirá mucho mejor física y mentalmente. Si combina esto con levantarse de su escritorio de vez en cuando, habrá recorrido un largo camino. El aspecto más importante no es QUÉ hace, sino QUE está haciendo algo.

Pequeños pasos, un gran impacto

Mantenerse en movimiento y acelerar el pulso es algo muy bueno para su cerebro y presenta muchos otros efectos positivos para la salud:

- Se vuelve más feliz y mucho más alerta. Esto se debe a que se libera dopamina y endorfinas en el cerebro, entre otras cosas.

 

- Su memoria y habilidad de aprendizaje aumentan ya que el hipocampo, que es el centro de la memoria del cerebro, crece y mantiene su tamaño en lugar de reducirse.

 

- Su capacidad resolutiva mejora.

 

- Su capacidad de concentración mejora.

 

- Las células musculares producen proteínas que son analgésicas, estimulan y contraatacan al estrés y la depresión.

 

- El ejercicio también refuerza su sistema inmunitario y reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. El movimiento resulta beneficioso para los niveles de azúcar y grasa en sangre, así como para la presión arterial.

 

Mmm, podría seguir un poco más…

 

La comida, prohibido olvidarla

Después de hacer ejercicio, viene el tópico de la comida saludable… AQUÍ reside el problema. ¿Por qué entendemos que lo sabroso no es útil? En mi opinión, me considero muy adicta al café y en estos momentos sueño con comerme una porción de tarta con nata esponjosa y frambuesas… delicioso. Las personas que dicen que una tarta sin azúcar ni mantequilla sabe bien, mienten. Mi consejo es, simplemente, no prohibir esos alimentos tan reconfortantes. ¿Por qué hay que dejar de comer cosas sabrosas? ¡Solo se vive una vez! Lo importante es que no lo coma con frecuencia. Por ello, en lugar de prohibirlo, intente incorporar algo que sea saludable. Si opta por comer dos piezas de fruta al día, no estará tan pendiente del (en mi caso) café. Funciona mejor si se realizan pequeños cambios, en lugar de un cambio drástico que no pueda mantener a largo plazo. Tenemos el privilegio de desayunar en Garantell. Así que, sustituir los sándwiches de pan blanco por pan integral es un comienzo. Y sí, por ahora puedes seguir tomando mermelada. Los cambios llevan su tiempo.

¡Allá vamos!

Si comienza a hacer ejercicio y a comer algo más saludable, estará más activo y tendrá más resistencia. Se siente y rinde mejor, así que, ¿por qué esperar? No digo que vaya a ser un proceso fácil, hay que engañar al cerebro y ser tenaz. Al principio, puede ser abrumador, está acostumbrado a sus viejas rutinas. Pero entrenar es adictivo debido a la liberación de endorfinas, es por eso por lo que, con el tiempo, estará tan enganchado a él como lo estoy yo.

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