La luz siempre ha ocupado un papel especial en Suecia. Incluso en la época más oscura del invierno, mientras recorro las calles de la ciudad, veo luces en cada ventana; luces de velas, lámparas y decoraciones navideñas, que iluminan los edificios cubiertos por la nieve. Me hace darme cuenta de hasta qué punto las personas echamos de menos la luz del sol y las largas noches de verano. En Suecia, los anhelos por esta luz culminan en torno a uno de los días más cortos del año: el 13 de diciembre, el Luciadagen o Día de Santa Lucía.
¿Alguna vez se ha preguntado cómo sería trabajar en un equipo autogestionado? ¿Le parece un sueño? ¿O la idea le genera escepticismo? En Garantell intentamos trabajar así. Para ser sinceros, no es sencillo Y puede sonar cursi, pero crecemos día a día. Me gustaría compartir algunas de las cosas que he aprendido. Creo que definir objetivos compartidos, crecer juntos y mantener un buen entorno de trabajo nos ha ayudado.
Cuando era niña, vivía en una zona rural polaca y era una experta para vender en el quiosco de chuches de la escuela. Por supuesto que me comía una parte de las ganancias, pero esto es no es más que una divertida anécdota... Hoy en día me dedico a un negocio completamente distinto (productos de mallas de alambre), y es una experiencia instructiva. Pero a veces vuelvo a sentirme como aquella pequeña vendedora de chuches, porque una de mis tareas favoritas en el trabajo es bajar a la fábrica. Entonces siento una tensión similar a la que experimentaba en los viajes escolares, o para poner un símil aún mejor: me siento como un personaje de Charlie y la fábrica de chocolate, el maravilloso libro de Roald Dahl. Hay mucho por ver y cada vez descubro algo nuevo. Así que hoy quiero llevarte conmigo de viaje a mi lugar mágico favorito, el lugar donde se crean nuestros paneles de malla.